domingo, 29 de agosto de 2010




Familia Diaguita

(vivienda diaguita)
Oleo S/ Tela

Ernesto Palacios

Palabras clave: diaguitas,calchaqui,pueblo,vivienda.
keywords: calchaqui valley,family.


Cada tribu diaguita tiene un poblado, tierras de cultivo (para maíz, poroto y zapallo) y tierras de pastoreo, obras de riego y silos para el almacenamiento de la producción.
Las prendas de vestir eran de tejidos de lana de vicuña y consistían en una pieza rectangular con una abertura en el centro para el paso de la cabeza, luego se doblaban por la mitad para el paso de los brazos y se unían los laterales con costuras. Calzaban una especie de sandalia de cuero llamada ushuta.
Cazaban, guanacos, vicuñas, suris , uturuncus (gato montés ya extinguido)
Domesticaban la llama, que los proveía de carne, leche y lana.
Recolectaban frutos silvestres tales como. Chañar mistol, y sobre todo algarroba, de la cual elaboraban una bebida llamada “chicha”.
Entre sus divinidades se encontrarían cultos, tales como la Pachamama (madre tierra), Saramana (maíz), Yacurmana (agua), Huayra Puca (viento zonda), Pusllay (chaya) y el Mikilo o el Chiqui.(el mal)

Critica al oleo sobre tela “Familia Diaguita” de Ernesto Palacios, por Julio Sapollnik:
(Extraído de la obra: El Presente del Arte Argentino. Sus Referentes. (Argentine Art Today-Its Personages). Ediciones Institucionales. Ciudad Autónoma de Buenos Aires.2010.pag 287)

Viviendo en tierras del Nuevo Cuyo, Ernesto Palacios propone volver la mirada sobre un tiempo pasado, y pinta escenas que podrían corresponder a un asentamiento primitivo en la zona noroeste de nuestro país. Con cierto “romanticismo”, su tela muestra la tranquilidad y la vida cotidiana de los diaguitas antes de la conquista española. La obra se puebla de objetos y símbolos pertenecientes a aquella cultura norteña, se observa la piel de un Uturunko (primitivo felino extinguido), un mortero comunitario y una cerámica de vaso ventral (del cual solían beber las embarazadas para desear un feliz parto).El cuadro se resuelve por la aplicación de bandas horizontales sucesivas: en la primera se ubican las plantas y las piedras; en la segunda, el rancho; y en la tercera los cerros. Si bien el conflicto no se encuentra representado explícitamente, las nubes toman las formas de una garra y una calavera, preanunciando la extinción de sus costumbres y su forma de vida en manos de la conquista. Una línea sinuosa dibujada abajo, a la izquierda, toma el perfil del artista para convertirlo por un lado, en mero observador de la situación, y por otro, en generador de un espacio de protección sobre el que camina la madre tierra. Escenas costumbristas, de cultos, de conquistas, de batallas o simplemente un paisaje representativo del país promueven “lo nacional”. Ernesto Palacios se suma a esa lista.

Family in Calchaqui Valley
Living in the region of Nuevo Cuyo, Ernesto Palacios wishes to look back and create scenes that may represent some native settlements in the Argentine Northwest. With a certain romantic touch, the picture shows the peaceful daily life of the Diaguitas before the Spanish conquest. We see many characteristic objects and symbols, an Uturunko skin, a communal mortar and a clay pot used by pregnant women to give birth safely. The interesting composition consists of consecutive horizontal strips; the lower one includes the plants and stones, the middle one depict the hut and the upper one, the mountains. Although the conflict is not formally stated, the clouds are shaped as a claw and skull, predicting undoubtedly the extinction of an ancient culture and a way of life.
A winding line on the lower left corner of the image portrays the artist, turning him into both a bystander and a guardian of Mother Earth. Ernesto Palacios’ paintings, describing local customs and manners, worship, subjugation, battles or typical landscapes, definitely emphasize the national identity.

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